El Consuelo de la Filosofía
Introducción
La obra se estructura en una serie de binomios que alternan verso y prosa, esta última es sobre todo diálogo. En la traducción que he seguido -Pablo Massa- las estrofas no aparecen divididos en versos, sino estructurados en párrafos.
Abreviaturas
- Boecio [Bo]
- Filosofía [Fi]
- Fortuna [Fo]
- P. Prosa, una sección en prosa
- ¶ Párrafo
- Metro M., esto es una sección en verso.
La aflicción de Boecio
Yo que en mis mocedades componía hermosos versos, cuando todo a mi alrededor parecía sonreír, hoy me veo sumido en llanto, y ¡triste de mí!, sólo puedo entonar estrofas de dolor.
Han desgarrado sus vestiduras mis musas favoritas y aquí están a mi lado para inspirarme lo que escribo, mientras el llanto baña mi rostro al eco de sus tonos elegíacos.
La encarnación de la Filosofía aparece en la habitación de Boecio y, dispersando a las musas, llama a la razón:
[En la] parte inferior [de su vestido] veíase bordada la letra griega pi (inicial de práctica), y en lo más alto, la letra thau (inicial de teoría) y enlazando las dos letras había unas franjas que, a modo de peldaños de una escalera, permitían subir desde aquel símbolo de lo inferior al emblema de lo superior
[…]
[Filosofía] “¿Quién ha dejado acercarse hasta mi enfermo a estas despreciables cortesanas de teatro, que no solamente no pueden traerle el más ligero alivio para sus males, sino que antes bien le propinarán endulzado veneno? Sí, con las estériles espinas de las pasiones, ellas ahogan la cosecha fecunda de la razón; son ellas las que adormecen a la humana inteligencia en el mal, en vez de libertarla. […] [A las musas] Marchad, alejaos más bien de este lugar.
El remedio de Filosofía
¿Crees que sea ésta la primera vez que una sociedad depravada pone a prueba la sabiduría? ¿Acaso entre los antiguos, anteriores a la época de mi discípulo Platón, no he tenido que sostener duros combates contra los desatinados ataques de los necios? Y viviendo Platón, ¿no triunfó su maestro Sócrates, gracias a mi asistencia, de una muerte injusta?
[…]
Y lo que a éstos condujo a la ruina fue el haber sido formados en nuestra doctrina, razón por la cual jamás se mostraron conformes con el gusto e inclinaciones de los malvados. […] Ya que nuestro destino no es agradar[les].
Boecio responde que siempre ha sido honesto, justo y enfrentado a los malvados. Y se pregunta porque se ve exiliado y a espera de juicio, y citando a Epicuro dice: “Si Dios existe, ¿de dónde viene el mal? Mas ¿de dónde proviene el bien si Dios no existe?” Siguen sus quejas añadiendo que tenía en su mente la máxima de oro de Platón: SIGUE A DIOS.
Filosofía responde con tres preguntas: si sabe quién gobierna el mundo (Dios), si sabe cuál es el objetivo final del mundo y a dónde se dirigen todas las cosas, y si conoce qué es un ser humano. Las respuestas de Boecio no son satisfactorias.
Porque ignoras el fin de las cosas has creído poderosos y felices a los malvados. Y porque no ves el timón que dirige los acontecimientos del mundo, te imaginas que la fortuna, con sus vaivenes, camina sin piloto a la deriva. Todas éstas son causas muy poderosas no sólo de enfermedad, sino aun de muerte. […] el espíritu humano al rechazar la verdad se ve invadido de errores que, levantando nieblas de pasiones, perturban la inteligencia, en otras condiciones clara […]
Fortuna
Filosofía contínua el diálogo, hablando de Fortuna.
Naturaleza de Fortuna
[Fi] Si recuerdas cuál es su carácter, cuáles sus costumbres y cuál su valor, echarás de ver que en ella [Fortuna] ni has tenido ni has perdido una gran cosa.
[Fi] Te ha traicionado, en efecto, aquella [Fortuna] de quien nadie puede esperar otra cosa sino la traición. [...] es preciso soportar con ánimo firme e igual, todos los eventos a que la fortuna condujere, una vez aceptado su yugo. [...] Si dejas tus velas a merced de los vientos, no avanzarás a medida de tus deseos
[Fi] No escucha a los desgraciados ni se cuida de sus lamentos; antes bien, se burla del llanto que ha provocado su mismo rigor (M 1º)
La rueda de Fortuna
[Fi] ¿Y pretenderías tú detener la marcha de su rueda inconstante? ¡Oh, el más insensato de los mortales!, ¿no ves que si la fortuna se detiene, deja de ser lo que es?
> [Fo] Pues he aquí [...] el incesante juego a que me entrego: hago girar con rapidez mi rueda, y entonces me deleita ver cómo sube lo que estaba abajo y se baja lo que estaba en alto. Súbete a ella, si quieres, pero a condición de que cuando la ley de mi juego lo prescriba, no consideres injusto el que te haga bajar.
> [Fo] ¿Qué injusticia he cometido contra ti? ¿De qué bienes te he despojado que fueran tuyos? [...] Cuando la naturaleza te sacó de las entrañas de tu madre, yo te recogí desnudo y desamparado y eché mano de mis recursos para prestarte el calor que tu vida necesitaba. [...] Si hoy me place retirar de ti la mano, me debes reconocimiento por haber disfrutado de lo que no te pertenecía, y no tienes derecho a quejarte como si hubieras perdido bienes de tu propiedad.
> [Fo] ¿No aprendiste de niño que a la entrada del templo de Júpiter había dos toneles, uno lleno de bienes y el otro de males?
> [Fi] Te pareció buena la Fortuna y le expresaste tu agradecimiento cuando ella te acariciaba como a su favorito; ciertamente, [...] ¿y ahora quieres pasar cuentas con ella? [...]
> Lo único inmutablemente establecido por una ley eterna es la eterna inconstancia de todas las cosas creadas (M 2º)
El ser humano ante Fortuna
> [Fi] Así, pues, nadie está contento con su suerte; en todos los estados y condiciones hay algo que apetece quien no lo conoce, y que, después de probado, causa hastío.
> [Fi] Además, el hombre, cuanto más feliz, más exigente se muestra; y si no tiene a su alcance todo lo que desea, muy pronto se abate ante los más pequeños reveses, ya que no sabe sufrir: ¡así son de ligeras las contrariedades que impiden a los favorecidos de la Fortuna llegar al colmo de su bien! (P. 4ª ¶ 15 y 16)
> [Fi] ¿Por qué, pues, ¡oh mortales!, buscáis fuera la felicidad que está dentro de vosotros? (P. 4ª ¶ 22)
> [Fi] más aprovecha a los hombres la fortuna cuando les contraria que cuando les favorece; pues si se muestra propicia, engaña con sus falsas apariencias de felicidad; si es adversa, no puede menos de ser sincera. [...] La una engaña, la otra instruye. (P.8ª ¶ 2 y 3) la adversa [hace volver a los hombre] muchas veces al camino de la verdadera felicidad. (¶ 5)
Naturaleza de los dones de Fortuna
Bienes materiales
> [Fi] [La piedra preciosa] estará siempre muy por debajo de vuestra condición de seres humanos, sin que en manera alguna pueda cautivar vuestra admiración.
Prosigue Filosofía aduciendo que ninguna característica de los bienes que poseemos o admiramos son mérito nuestro, y concluye:
> [Fi] ¿Por qué encadenas tu corazón a bienes que están fuera de ti, menospreciando los tuyos propios?
> [Fi] Las necesidades de naturaleza se llenan con pocas cosas y no exquisitas; todo lo que pase el limite de la saciedad se torna desagradable o se hace dañoso.
> [Fi] ¿De tal manera se ha trastornado el orden del mundo que un ser casi divino por su razón llegue a imaginar que no puede brillar y distinguirse sin la posesión de objetos inanimados?
Poder y dignidades
> [Fi] Si [del Poder] se adueñan los malvados, ¿qué incendio [...], qué diluvio puede ocasionar tanta ruina [...] Si, por el contrario, se confieren las dignidades a personas honradas, cosa rarísima, ¿Qué es lo que en ellas se estima sino la honradez de su gestión? De donde resulta que no se honra a las virtudes por el cargo, sino al cargo por las virtudes del que lo desempeña.
> [Fi] si dignidades y cargos tuvieran en sí mismos un valor intrínseco, jamás llegarían los malvados a disfrutarlos; porque, en efecto, no se ve nunca que se unan elementos contrarios, por repugnar a la naturaleza semejante unión
> [Fi] los bienes de Fortuna, que por lo general disfrutan más abundantemente los que menos honrados son. [...] voy a hacerte una observación: nadie niega el dictado de valeroso al que ha dado muestras de valor; de todo el que se ve ser veloz en la carrera se dice que es buen corredor. [...] Ahora bien, las riquezas no pueden saciar ni extinguir la avaricia; el poder no conseguirá jamás hacer dueño de sí mismo al que se ve encadenado en las prisiones de sus vicios; por último, una dignidad conferida al malvado no solamente no lo hace digno de ella, sino que más bien lo traiciona haciendo patente su indignidad.
El seductor honor, su insignficancia
La Tierra es una parte pequeñísima del Universo, y de ésta solo se tiene influencia en una parte insignificante debido a separaciones de fronteras, lenguas y pueblos. Y la mayoría han de limitar su fama a familiares y amigos.
¿Y qué dura el honor? ¿Qué se recuerda de los héroes de antaño? Sus nombres, anécdotas y poco más.
> [Fi] ¿Quién encontraría hoy los huesos ilustres del leal Fabricio? ¿Qué son ya Bruto y el austero Catón? Queda de ellos una tenue nube de gloria que señala un nombre vano, compuesto de pocas letras.
Otras perlas
> Aunque la abundancia de colmado cuerno repartiera [...] todos los bienes imaginables, numerosos como [...] las estrellas [...] no por eso cesarían los mortales en sus quejas y lamentos. (M. 2º)
> Nunca es rico quien con lamentos y clamores se juzga en la miseria (M. 2º)
> la música, joven esclava, criada en mi hogar. (P. 1ª ¶ 8º)
Aquí aparece la música como auxiliar de la filosofía.