Querida Persona Desconocida, me encontré un cuervo muerto como primera cosa que me pasó hoy. Estaba en la puerta de nuestro monasterio-casa y, por su culpa grande y terrible, me he estado dando vueltas a la cabeza todo el día. Que si será una señal de Dios, que si es una amenaza de algún malvado desconocido, que si hay una enfermedad pululando por ahí, que si es un presagio de tiempos oscuros, que si me voy a morir, que si vamos a morir todos. Y todos esos pensamientos bailando en corro a mi alrededor. Imagina: estoy atado a un tótem y los pensamientos bailando y lanzándome piedras y cosas asquerosas, así es como me hacen sentir.
Mamá me dijo que por qué no se me ocurren obsesiones bonitas, pero ¿qué obsesión bonita se me puede ocurrir con un cuervo muerto? Sin embargo sí se me ocurrió una idea. Metí el cuervo en una bolsa y me la llevé hasta que vi un sitio despejado junto a la laguna. Luego cavé una tumba y enterré la bolsa con un par de céntimos, porque creo que a los cuervos les gustan las cosas brillantes. Después hice un círculo de piedras y ahora mi cuervo tiene su Stonehenge particular. Si dentro de mil años un arqueólogo lo descubre seguro que no se imagina qué pasó. (Pero la verdad es que no creo que mi pequeño círculo dure tanto).
La víctima de la araña
Se retuerce desesperada en la red
Bajo hojas mordidas