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DIARIO DE GUILLE
Escondido en el fin del mundo
de Miguel de Luis Espinosa
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El día de las cintas
2 de noviembre
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Querida persona desconocida, tres minutos después de que saliera el primer trocito de sol, hicimos una fila en la capilla, con nuestras chaquetas de cintas puestas y una vela encendida en la mano.  Mamá tocó la campana y entonces desfilamos, yo primero con Laika, después Carlos, después Andrea y por fin mamá.  Salimos fuera, hacia el mar y el sol y cuando llegamos a la arena, a pesar del frío, nos quitamos las chaquetas y leímos los nombres que llevamos escritos en las cintas.  Los míos son:

Roy, ese era el nombre de papá, Guille, el de la granja, Julia, una de mis abuelas, Maisie, mi tía, Juan, uno de mis tíos, mi hermanito bebé al que no pusimos nombre, y mis amigos de antes: Frank, Luis, Antonio, Daisy, Saundra --que es un nombre escocés que se escribe así y no Sandra-- Jaime, James, Sara, John el lento, el otro John, "Scouse", que en realidad se llamaba John, pero es que era de Liverpool y "Odga", que en realidad se llamaba Olga, pero yo la llamaba así cuando era muy pequeño.  Creía que era mi novia como la entiende un niño pequeño, pero ya casi no me acuerdo de su preciosa sonrisa y me la tengo que inventar en algunos sueños.

Las demás cintas de mi familia las tienen mamá y Carlos.  Luego dijimos "todas las personas", los cuatro a la vez y al final dijimos la poesía de la primera guerra mundial en inglés.  Aquí la pongo en español, más o menos como es.  (Lo he intentado escribir como en un libro de poemas, espero que se entienda).

No envejecerán,
Como envejecemos los que quedamos
La edad no los desgastará,
Ni los años los condenarán
En la puesta de sol y al amanecer,
Los recordaremos.

Después hicimos un fuego en la playa y nos quedamos cantando y contando historias de los muertos y de si habíamos visto sus fantasmas en sueños o despiertos y según las reglas nadie te podía decir que estabas loco por eso.

Sigue con El día más triste y feliz.